La lata de atún III. ¿Qué es el faux poisson y por qué debería interesarnos? Seguridad alimentaria y pesquerías de atunes tropicales en África

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En este artículo veremos qué es el faux poisson, su importancia como fuente de proteína para muchas personas en África, la relación que tiene con la pesquería de cerco internacional que opera en aguas atlánticas e índicas de África, su impacto social, medioambiental y económico y, finalmente, analizaremos la necesidad de que los organismos de gestión pesquera tomen cartas en el asunto. Vayamos desgranando los factores por los que este producto debería interesarnos.

El faux poisson es técnicamente la pesca accidental que los cerqueros de atunes tropicales (atún listado principalmente y también atún de aleta amarilla y patudo), que operan en aguas de las costas de África, desechan para la producción de la lata de atún porque o bien no cumplen con los requisitos requeridos por la industria conservera o bien porque son especies no objetivo, es decir, no son atunes tropicales. Este remanente acabará en los mercados locales africanos. Se estima que alrededor de un 16% de las capturas de la pesquería de cerco internacional de atunes del Atlántico terminará alimentando a millones de personas en la costa occidental africana. Esta pesca accidental, conocida como faux poisson, es una de las fuentes principales de proteína en países como Costa de Marfil, Senegal y Ghana. 

Un buen número de buques de cerco dedicados al atún operan en aguas de las costas occidental y oriental de África. Aunque la pesca de cerco es más selectiva que otras, la introducción de DCP (Dispositivos de Concentración de Peces) ha aumentado las capturas de especies no objetivo y de capturas objetivas que no cumple con los estándares comerciales por su tamaño o estado. Entre estas especies no objetivo encontramos tiburones, pequeños túnidos (E. alletteratus, A. thazard, A. rochei) y otras especies como marlines y otros peces óseos.

Estas capturas han ido ganando importancia, tanto por el incremento del volumen de pesca como por su valor comercial en los mercados africanos. Los buques pesqueros están obligados a desembarcar la totalidad de su captura en puerto, con contadas excepciones, y los atunes tropicales se venden en el mercado internacional para la producción de conservas de atún. Mientras el resto, el faux poisson, recorre un camino muy diferente en mercados locales para la alimentación humana en fresco o ahumado.

El caso de Costa de Marfil

En la costa de África Occidental, el faux poisson se descarga principalmente en Senegal, Costa de Marfil y Ghana. Uno de los puertos más importantes es el de Abidjan, capital de Costa de Marfil. Una parte del faux poisson que aquí se desembarca proviene de los cerqueros internacionales procedentes de España, Francia y Ghana,y la otra parte se importa, después de haber sido desembarcada, de otros países cercanos, como Senegal. El consumo de faux poisson es muy popular en la ciudad y tiene una gran importancia económica y social para la población local. Una parte del pescado desembarcado seguirá su camino hacia otras ciudades de Costa de Marfil y otros países, como Burkina Faso y Mali. El atún que permanece en Abidján formará parte de un plato muy conocido, garba, a base de pescado frito y sémola que se sirve en los bulliciosos garbadromes, restaurantes callejeros cuya especialidad es este plato. Otra cuestión a tener en cuenta es la deficiencia de controles sanitarios a los que se somete el faux poisson. Este llega congelado a puerto, pero una vez los cerqueros lo descargan, las condiciones de almacenamiento y refrigeración son insuficientes.

Seguridad alimentaria y protección de la biodiversidad

A la hora de valorar este recurso ecológico y pesquero, es difícil desligar las cuestiones alimentarias, medioambientales y sociales. La alimentación es un reto a escala planetaria y, en concreto en África, la pesca es crucial entre una población que se espera que se multiplique por cuatro en 2100. Aunque sigue siendo el continente que menos pescado consume, este es su fuente principal de proteína animal y la necesidad de faux poisson en países como Costa de Marfil es muy alta ya que se ha concluido que el país pesca sólo un tercio del pescado que consume, mientras que el resto proviene de las pesquerías de cerco internacionales o de otros países. Cualquier política o regulación de los descartes pesqueros debe tener en cuenta esta necesidad. A pesar de que en los últimos tiempos se está realizando un mayor seguimiento a estas capturas accidentales y las leyes internacionales protegen a tiburones, mantas y otras especies, aún quedan mejoras que abordar para  tener una información fiable sobre la repercusión en la biodiversidad marina que permita tomar medidas adecuadas para su gestión. 

Un texto de Anna Aguiló

Expertos consultados: Francisco Abascal, Pedro Pascual, Vanessa Rojo, Lourdes Ramos de IEO Canarias, Justin Monin Amande de African Marine Expertise, Miguel Ángel Herrera de OPAGAC y Laura Leyva (IEO).

 

Este contenido forma parte del programa de educación oceánica, Centinelas, y reflexiona sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible 12, Producción y consumo resposable, 14, Vida submarina, 2, Hambre cero, y 10, Reducción de las desigualdades.

Con la colaboración de: