El cazador cazado: quién come a quién en el mundo del atún

Descubre cómo un pequeño invertebrado se convierte en una seria amenaza para un gran vertebrado

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El atún rojo es un impresionante depredador marino. Es un excelente y veloz nadador que puede alcanzar los 400 kilos de peso. Cuando alcanza la edad adulta hay pocos depredadores a los que deba temer…. Pero antes, en sus primeras fases de vida, el coloso es también presa.

¿Quién se come al atún cuando todavía es una larva o un pequeño huevo flotando en el mar? En los primeros estadios de vida su tamaño le impide huir o atacar, por lo que es presa fácil. “Es una ironía”, dice el biólogo Daniel Ottmann, “siempre tenemos la idea de que el atún es el pez grande que se come a los peces pequeños, pero pasa por unas fases larvarias en las que son muy pequeñitos y son la presa de todos”.

Huevos de atún rojo Atlántico, Thunnus thynnus. Imagen de Fernando de la Gándara.

Daniel Ottmann ha liderado un estudio que analiza la relación entre las larvas y huevos de atún con uno de sus principales depredadores: las éfiras -crías- de la Pelagia Nocticula, una de las medusas más abundantes.

En su tesis doctoral, titulada Quién se come a quién en el mundo del atún Ottmann ha conseguido cuantificar por primera vez la mortandad de las larvas y huevos de atún causada por las medusas.

Éfira de medusa Pelagia noctiluca. Imagen de Laura Leyva.

Objetivo: salvar a los pequeños atunes

El objetivo básico de todos seres vivos es sobrevivir y hacer lo posible para que tu descendencia llegue a la edad adulta. Este objetivo también lo comparte el atún rojo. “El atún rojo vive en el Atlántico pero cada año migra a sus zonas de reproducción que están en el golfo de México y en el Mediterráneo. La pregunta es, ¿por qué lo hacen? Son muchos kilómetros y mucha energía la que gastan”, reflexiona Daniel.

En esas dos zonas de reproducción, la temperatura del agua favorece el desarrollo y crecimiento de las larvas, pero hay otras zonas con temperaturas similares a las que podrían acudir, por lo que debe haber alguna otra razón. Y esa otra razón es que esas aguas hay pocos peces de la familia de la sardina o la anchoa que depredan sobre pequeños animales (plancton) que hay en el agua, incluyendo huevos y larvas de otros peces como el atún..

“Pero si hay tan pocos depredadores, ¿cómo es que solo dos de cada 30 millones de huevos llegan a sobrevivir? Alguien se los tiene que comer o de algo se tienen que morir. En el plancton también hay depredadores: las medusas”, aclara el investigador.

Un invertebrado, el principal depredador de las larvas y huevos de atún

En efecto, tal como apunta Ottmann son millones los huevos que los atunes depositan en el mar durante su periodo de puesta (entre junio y julio). La estrategia del atún rojo es tener muchas crías esperando que al menos alguno llegue a la edad adulta.

La larva de atún de 3,5 mm ha de luchar por su supervivencia con muy pocas armas ya que ni ve bien ni tiene posibilidad de huir. Sus padres han escogido un lugar con pocos depredadores para que su bebé tenga más opciones, pero claro, les es imposible evitar todos los peligros.

Larva de atún rojo Atlántico, Thunnus thynnus.

Curiosamente, va a ser un pequeño invertebrado el que diezme considerablemente la población de atuncitos. “Las éfiras son crías de medusa de entre 4 y 12 milímetros son depredadores de huevos y larvas de atún de hasta 5 mm”. Éfiras y larvas de atún coinciden en los primeros 20 metros de la columna de agua. La larva de medusa caza sus presas filtrando el agua, sus sensores químicos le indican donde se encuentra la comida y van a por ella.

¿Evitan los atunes a las medusas?

Una de las cuestiones que ha querido responder Daniel es si los atunes eligen desovar en las zonas donde se concentran menos medusas. Los atunes que acuden al Mediterráneo para reproducirse suelen elegir un frente donde el agua del Atlántico confluye con la del Mediterráneo; mientras que las medusas son más abundantes en las aguas residentes.

El frente podría ser una señal que indica a los atunes que en esas aguas no habrá tantas medusas y, de hecho, según relata Ottmann “donde hay mucho atún hay poca medusa” y viceversa. “Los atunes se reproducen en zonas específicas donde hay menos medusas. Puede que evolutivamente, la selección ha hecho que los atunes que se reproducían en estas zonas hayan tenido más éxito reproductivo y por ello se han adaptado a seleccionar esas áreas”, argumenta.

Ocurre además que la medusa se reproduce antes que el atún. Su época de cría comienza en abril y alcanza el pico en mayo, mientras que el atún empieza a desovar a mediados de junio. Esto indica que la medusa no está adaptada a comer atún, si lo estuviera, las épocas de cría coincidirían. Las éfiras son depredadores oportunistas y se alimentan de lo que encuentran en cada momento y en ese menú variado, también hay lugar para larvas y huevos de atún.

Otra de las cuestiones que se plantea a la hora de analizar la relación entre medusas y atunes es si siempre ha habido un número similar de medusas o si en los últimos años ha habido mayor abundancia. “La medusa tiene ciclos que en el Mediterráneo duran entre 10 y 15 años. En Francia se realiza un registro desde hace casi 200 años y se ha visto que en las últimas décadas  tiende a haber más episodios de mucha abundancia de medusas que antes”, explica Daniel.

Quién se come a quién en el mundo del atún, un estudio pionero

No es fácil cuantificar la mortalidad de una especie en el mar y el estudio de Daniel es, probablemente uno de los primeros que ha podido calcular la mortandad de larvas y huevos de atún por la acción depredadora de las medusas.

Éfiras de medusa Pelagia noctiluca con larvas de atún rojo Atlántico Thunnus thynnus en su interior. Imagen de Daniel Ottmann.

El biólogo indica que hay muy pocas investigaciones en las que se haya contado con tanta información: “Hemos tenido la suerte de disponer de unos muestreos brutales. Desde hace seis años, anualmente, hemos recogido muestras cada diez millas de depredadores y presas, que están en la misma profundidad. Además, otros investigadores, como Ana Gordoa, han hecho experimentos para determinar cuántas presas se puede comer un depredador”.

“En mi estudio -explica- hemos combinado datos experimentales con datos de abundancia de campo de varios años y matemáticamente hemos calculado cuál es la cantidad de atunes que se pueden comer las medusas”.

Adulto de medusa Pelagia noctiluca. Imagen de Daniela Chanto.

Los datos que ha manejado son la densidad de éfirasy la cantidad de litros de agua que filtra cada éfira en una hora (4 litros). “A partir de ahí -dice Daniel- calculo cual es la probabilidad de que un huevo de atún sobreviva un determinado número de horas”.

Por regla general, las larvas de atún tienen pocas posibilidades de prosperar, sobre todo si tienen la mala suerte de coincidir con abundantes éfiras. Como explica Ottmann: “Mi estudio demuestra que en algunas zonas es casi imposible que las larvas de atún sobrevivan”.

En cualquier caso y, tal y como explica el investigador, la mortalidad de atunes por medusas dependerá de la abundancia de éstas y del solapamiento de las dos especies. Y parece claro que los atunes “evitan” coincidir con la especie que provoca más bajas en sus huevos y larvas.

Autora: Maria López, periodista

Referencias

Ottmann, D., Álvarez-Berastegui, D., Prieto, L., Balbín, R., Alemany, F., Fiksen, Ø., Gordoa, A& Reglero, P. (2021). Abundance of Pelagia noctiluca early life stages in the western Mediterranean Sea scales with surface chlorophyll. Marine Ecology Progress Series, 658, 75-88.

Ottmann, D., Leyva, L., Reglero, P., Prieto, L., & Alvarez, I. (2021). Ephyrae and metaephyrae of Pelagia noctiluca: stage determination, morphometry and shrinkage. Journal of Plankton Research, 43(5), 725-731.

Ottmann, D., Fiksen, Ø., Martín, M., Alemany, F., Prieto, L., Álvarez‐Berastegui, D., & Reglero, P. (2021). Spawning site distribution of a bluefin tuna reduces jellyfish predation on early life stages. Limnology and Oceanography, 66(10), 3669-3681.

Este contenido forma parte del programa de educación oceánica, Centinelas, y reflexiona sobre el Objetivo de Desarrollo Sostenible 14, Vida submarina.

Con la colaboración de: