Del Estrecho a Grecia, el comercio de atún en la época fenicia

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Estamos en el siglo V a.C., hace unos 2500 años, un barco fenicio viaja desde la actual región de Cádiz a la ciudad griega de Corinto cargado de atún en conserva. Aunque pueda parecer anecdótico estamos delante del nacimiento de una industria que hoy mueve millones de euros: la lata de atún.

Gracias a los restos arqueológicos y a los estudios llevados a cabo tanto en el Estrecho de Gibraltar como en Grecia, sabemos que las conservas de atún fenicias tuvieron un gran éxito en la Grecia clásica y que fueron los fenicios quienes iniciaron la primera “globalización” de un producto alimentario marino en el Mediterráneo, mucho antes que los romanos. Aquí os contamos su historia.

Mapa comparativo de rutas de comercio fenicias y rutas de migración del atún rojo en el Medietrráneo

La tradición de las conservas de pescado tiene todavía un pasado más remoto. Para ello tenemos que viajar a Mesopotamia y a Egipto, donde cerca de las riberas de los grandes ríos, Tigris, Eufrates y Nilo, nació este revolucionario método que permite conservar alimentos perecederos como el pescado. En cualquier caso, el origen de la conserva de atún es difuso, se habla de que podría venir de Próximo Oriente o de la antigua Grecia. Sin embargo, son los fenicios quienes desarrollan una verdadera actividad económica alrededor de la pesca, la conservación y el comercio de atún. Este pasó de ser consumido localmente en diferentes zonas del Mediterráneo a convertirse en un manjar que viajaba miles de kilómetros, desde el Estrecho de Gibraltar a Grecia.

Atunes y fenicios: reyes del Mediterráneo

¿Pero quiénes eran los fenicios? ¿Y cómo llega un pueblo del Mediterráneo Oriental a asentarse en las costas gaditanas? Sabemos menos de lo que nos gustaría acerca de ellos: rivalizaron con Grecia y extendieron rutas comerciales a lo largo y ancho del Mediterráneo. Los fenicios nos han dejado poca documentación escrita, ya que era una cultura principalmente comercial y usaban materiales perecederos para sus anotaciones y asientos. Tenemos que remitirnos a la arqueología y a fuentes escritas griegas, sus principales “contrincantes” y a la vez aliados comerciales, para conocerles mejor.

Algunos investigadores sostienen que los fenicios se expandieron por el Mediterráneo en búsqueda del atún, y si cruzamos los mapas de las principales áreas de dominio fenicio y las rutas de migración del atún rojo, encontraremos una coincidencia asombrosa. Tanto los atunes como los fenicios fueron grandes navegantes. Ambos poseían una extraordinaria capacidad de orientación y desplazamiento en el mar. El diseño anatómico de los atunes les permite recorrer miles de kilómetros. A su vez, los fenicios se expandieron por el Mediterráneo gracias a las innovaciones en la construcción de sus barcos. Durante los siglos en que fueron los señores del Mar Mediterráneo, los fenicios surcaban las aguas siguiendo las mismas rutas que los atunes, los mismos tiempos en un viaje de ida y vuelta desde Occidente a Oriente.

Del consumo local al producto “global”

Igual que ocurre hoy en día, los grandes bancos de reproductores de atún rojo procedentes del Océano Atlántico cruzaban cada primavera las Columnas de Melqart (o de Heracles para los griegos), que es como se conocía al Estrecho de Gibraltar. Allí los fenicios les daban captura. El atún de proximidad, si es que se puede llamar así a una especie que se desplaza más de 5000 kilómetros antes de ser capturado, se consumía en fresco. En el Sur de España los restos arqueológicos indican que era un recurso accesible, fácil de encontrar en cualquier hogar de los núcleos portuarios donde los fenicios se habían establecido.

El desarrollo de la industria de la conserva de atún a finales del s.VI coincide con la nueva moda griega de comer atún. Es probable que su origen sea anterior pero es a partir de este momento cuando se convirtió en un negocio en expansión y en una de las actividades económicas principales en la zona del Estrecho de Gibraltar, pasando de un consumo local y a pequeña escala a un comercio masivo y alejado de su lugar de producción. Aunque en Oriente también se pescaba esta especie, se hacía en menor cantidad por la escasez del producto en comparación con el Estrecho de Gibraltar y por el desarrollo de una potente industria de la conserva sin igual en otros rincones del Mediterráneo. El uso de las almadrabas en las costas de Cádiz permitió aumentar considerablemente las capturas y la explotación industrial del atún rojo para así abastecer un mercado delicatessen en expansión. 

Anuncio ficticio conservas de atún fenicias

El transporte de atún y su conservación estaba relacionado con sectores clave de la economía de la época: producción de sal, cerámica, mantenimiento de colmenas, obtención de resinas, construcción de barcos, pesquerías de almadraba y un largo etcétera. La pesca y la salazón eran un motor que activaba muchas otras actividades, y en conjunto daban empleo a gran parte de la población de la época, permitiendo a los promotores del negocio obtener grandes fortunas.

A partir de finales del s. VI, el mercado local del atún en la zona sur oeste de Andalucía disminuyó a favor de un mercado de exportación a Oriente, principalmente Grecia, un comercio más rentable al ser considerado un producto excepcional por su calidad y exotismo. Los restos arqueológicos sitúan las conservas en santuarios, en mercados, en casas de la clase alta griega, incluso en lo que serían las primeras tabernas. De hecho, en la comedia teatral de la época se hace sátira sobre los opsofagi (comedores de pescado), relacionados con la clase acomodada y la falta de ética en el despilfarro de consumir este producto gourmet. La nueva moda ha llegado para quedarse.

La relación entre humanos y atunes viene de lejos. Hoy nos parece sorprendente que la industria pesquera japonesa haya entrado en la cadena de consumo del atún de la costa de Cádiz, subiendo precios y transportándolo a miles de kilómetros para ser consumido como producto de lujo. Sin embargo, si echamos la vista atrás sabemos que no han sido los primeros, los fenicios convirtieron el atún en un producto “global” ya en el siglo VI a.C.

Referencias para más lectura

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-Sáez Romero, A.M., Theodoropoulou, T., Belizón, R. (2020): “Atunes púnicos y vinos egeos en una taberna de la Grecia Clásica. Resultados iniciales del Corinth Punic Amphora Building Project“, en S. Celestino – E. Rodríguez (eds.) Un viaje entre el Oriente y el Occidente del Mediterráneo / A Journey between East and West in the Mediterranean. Mytra 5, vol. II, IAM-CSIC, Mérida, pp. 817-835.

-Fantuzzi, L., Kiriatzi, E., Sáez Romero, A.M., Noémi S. Müller, Williams II, C.H. (2020) “Punic amphorae found at Corinth: provenance analysis and implications for the study of long-distance salt fish trade in the Classical period.” Archaeological and Anthropological Sciences 12, 179.

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-Sáez Romero, A.M. y Muñoz Vicente, A. (2016): “Los orígenes de las conservas piscícolas en el Estrecho de Gibraltar en epoca fenicio-punica“, en D. Bernal, J. Expósito, L. Medina y J.B. Vicente-Franqueira (eds.) Un Estrecho de conservas. Del garum de Baelo Claudia a la melva de Tarifa. Editorial UCA, Cádiz, pp. 23-41.

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Este contenido forma parte del programa de educación oceánica, Centinelas, y reflexiona sobre el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4, Educación de Calidad.

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